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He estado unos días en silencio, y ello por diversos motivos. He estado "de baja". Pasados los dos primeros días de fiebre, empecé a leer el folleto de Cristianismo y Justicia, escrito por el amigo Xavier Melloni, sobre el diálogo interreligioso, con la intención de aprovechar la web de Cristianismo y Justicia para poner mis reflexiones.
Xavier Melloni
Los
ciegos y el elefante.
El diálogo interreligioso
Cuadernos Cristianismo
y Justicia, nº 97
Partidario del género epistolar, comencé a redactar mis reflexiones en forma de carta al mismo Xavier Melloni. A mi habitual "equipo de correctores" (a quienes no siempre doy trabajo) les decía:
Como somos amigos, adoptará un tono de diálogo cordial, incluso puede pecar un poco de cariñoso
Y la verdad es que, cuando ya llevaba un buen trecho escrito, llegué a un cierto punto muerto (los franceses dirían "à une impasse") teológico: intuía -sin poder llegar a precisión alguna- que había en el escrito de Xavier algo que "no iba sobre ruedas". Dejé descansar mi carta, aproveché para ordenar fotos y hacer una cierta limpieza en mis archivos del ordenador, y ahora, pasados ya algunos pocos días, aprovecho este e-mail a ti para seguir reflexionando sobre el tema. Una nueva carta para explicar la carta anterior.
Así empezaba mi carta carta a Xavier Melloni
No pretendía hacer una crítica a todo su escrito; sólo tocar algún punto (por ejemplo, el de la historicidad de la alianza: no podemos ir a un "diálogo interreligioso" pensando que somos los herederos y los propietarios actuales de La Alianza).
Puedes leer este punto de mi carta al Xavier
El segundo punto pretendía resquebrajar una visión esquemática y monolítica de "los primeros cristianos". Ya sé que esta no es la visión de Xavier Melloni, pero sí la que su escrito ayuda a mantener en los que yo pienso que son los lectores y lectoras "normales" (la clientela) de Cristianismo y Justicia.
La predicación de Jesús y la llamada "experiencia pascual" abrieron muchas posibilidades: una de ellas (pero no la única) es la que -desarrollada al paso de los siglos y por razones que convendría ir a buscar en el contexto socio-cultural-religioso-político de aquella sociedad mediterránea- ha llegado hasta nosotros. Ni el mismo Pablo niega la "experiencia pascual" a sus adversarios, partidarios de seguir tendencias más judaizantes.
Puedes leer este punto de mi carta al Xavier
Cuando intentaba resumir un poco este punto tuve la sensación de que llegaba a un punto muerto, a una impasse teológica.
Puedes leer este punto de mi carta al Xavier
Pero mientras daba vueltas a este punto me llegó la luz (al menos, esto creo yo). Aquello que no iba sobre ruedas, la "trampa" estaba en estas cuatro líneas:
que Jesús, en cuanto particularidad histórica, es camino junto a otros caminos, y al mismo tiempo, que Cristo, en cuanto Realidad Transhistórica, es Meta, Omega, Punto de encuentro de todos los caminos, entre los cuales se incluye, como uno más, el histórico-cultural del Cristianismo
¿Es demasiado fuerte la palabra "trampa"? Si "Jesús es camino junto a otros caminos", ¿de dónde sale este Cristo "Realidad Transhistórica, Meta, Omega, Punto de encuentro de todos los caminos"?
Puedes leer este punto de mi carta al Xavier
La "trampa", para mi, es hacer esta afirmación ("Jesús es camino junto a otros caminos, como uno más") delante de un público tradicionalmente católico (la supuesta clientela de Cristianismo y Justicia) y "quedarse tan pancho", como si no hubiera pasado nada.
También yo, y desde hace años, hago esta misma afirmación, pero la presento como punto final de un lento proceso catequético de "derribo". Hago esta misma afirmación, afirmando al mismo tiempo que, ya antes, nos ha sido necesario renunciar a dos palabras que, en un tiempo, nos gustaron mucho. Una és la de Efesios 1,10:
Y la otra sería la de la Carta a los Hebreos, 7, 27, el escrito del Nuevo Testamento más revolucionario (por eso es tan poco conocido y explicado):
y que "la condición de posibilidad de que Jesús continúe “resucitado” en el mundo pluricultural e intercultural de hoy es que aceptemos el carácter temporal y geográfico de la expresión “hijo de Dios” y que renunciemos a exclusividades y a “manifestaciones de Dios” definitivas.
Si
quieres ampliar este tema:
Jesús,
¿la única solución?
La frase subrayada es un añadido mío
¿Y que haremos con la afirmación de los "primeros cristianos" -la que los normales "seguidores de Jesús" han escuchado muchas veces con corazón creyente- de que
Ya sabes, aquello del evangelio de Juan 14, 6:
"Trampa" es, a mi entender, afirmar que "Jesús es camino al lado de otros caminos, como uno más" y seguir leyendo, e invitando a leer, el evangelio de Juan como lo haría cualquier predicador de misa dominical: "Cristo es la forma acabada de Dios, su Imagen plena" (Jn 1,18; 14,9) (pàg 13).
Yo afirmo que "Jesús es camino al lado de otros caminos, como uno más", pero después de haber invitado -catequéticamente- a mis posibles oyentes o lectores a reabrir todas las suspicacias y todas las sospechas que la "gran iglesia" mantuvo durante muchos años ante este evangelio "lindante con la herejía", y después de haber pedido que la iglesia repare -aunque los incalculables daños producidos por este evangelio no tengan ya posible reparación- su "error histórico" al darle un sitio en el cánon del Nuevo Testamento.
Este último párrafo es una prueba de que he leido la presentación de J.O. Tuñí al libro de E. Käsemann, El Testamento de Jesús.
Lo que Xavier Melloni llama la "perspectiva crística" da pie a formular muchas preguntas:
Por último, cabe hablar de lo crístico como la aportación específica de lo revelado por Cristo al mundo, pero despojado, en la medida en que esto es posible, de todo ese bagaje histórico-cultural. (pàg. 17).
¿Qué es lo "revelado por Cristo al mundo"? ¿Y esta pretendida "revelación de Cristo al mundo" no forma parte de la "construcción e interpretación socio-cultural de la vida, mensaje y experiencia pascual de Cristo"? ¿Hay alguna afirmación, ya sea sobre Dios, sobre Cristo, sobre Jesús, que no forme parte de "todo este bagaje histórico-cultural" de nuestro Mediterráneo?
Encuentro a faltar en el escrito de Xavier (pero
ello quizás es debido a que ya he superado la barrera de los sesenta)
un poco de "método escolástico". Sólo pediría
que al principio de cada escrito hubiera un apartado de "Notiones".
Esto es: en este escrito utilizaré estas palabras y cada una de
estas palabras tendrá este sentido determinado. Le podríamos
preguntar a Xavier: cuando en tu escrito sale la palabra "Cristo", ¿cuándo
la podemos sustituir por la palabra "Jesús" y cuándo no?
Por
ejemplo, ¿podríamos decir "la aportación específica
de aquello revelado por Jesús al mundo"?
¿O el parráfo de la página 12 | lo podríamos escribir así:? | |
Pero con ello, la fe cristiana contiene una tensión difícil de resolver: | Pero con ello, la fe cristiana contiene una tensión difícil de resolver: | |
Por un lado, en cuanto parte de la persona concreta e histórica de Jesús de Nazaret, circunscrita en el tiempo y en el espacio, es portadora de un mensaje particular. | Por un lado, en cuanto parte de la persona concreta e histórica de Jesús de Nazaret, circunscrita en el tiempo y en el espacio, es portadora de un mensaje particular | |
Por otro lado, al afirmar que El es el Nuevo Adán y que en El reside la plenitud de la Divinidad (Col 1,19; 2,9), tal particularidad adquiere un alcance universal. | Por otro lado, al afirmar que este Jesús de Nazaret es el Nuevo Adán y que en este Jesús de Nazaret reside la plenitud de la Divinidad (Col 1,19; 2,9), tal particularidad adquiere un alcance universal. | |
Tal conflicto entre la particularidad histórica de Jesús de Nazaret y la universalidad atemporal de Cristo se pone de manifiesto al confrontarse con el mensaje de otras religiones. | Tal conflicto entre la particularidad histórica de Jesús de Nazaret y su (de Jesús de Nazaret) universalidad atemporal se pone de manifiesto al confrontarse con el mensaje de otras religiones |
Tenía un último párrafo que podía "sonar" a caricatura (ya sabes que no tengo el suficiente "gracejo" para dedicarme a este género artístico), pero uno de sus párrafos de la página 18 se prestaba demasiado a hacer una descripción de una imaginaria reunión de diálogo interreligioso.
Puedes leer este punto de mi carta al Xavier
Al no tener ninguna obligación de ser exhaustivo, aquí me podría quedar. Pero tengo una última pregunta que quizás fue la primera que me suscitó la lectura del escrito de Xavier. Ya sé que ni yo soy el Eugen Drewerman ni Xavier Melloni es el "eclesiástico de alto rango", ni mis relaciones con Xavier son las que podían existir entre Drewermann y el eclesiástico. Por tanto, hago esta pregunta en el espíritu del "Prosupuesto" de los Exercicios ignacianos.
...se ha de presuponer, que todo buen christiano ha de ser más prompto a salvar la proposición del próximo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquira cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve
Lo que él dice (pág 12):
Percibimos aquí las dificultades del lenguaje y la inadecuación de la equivalencia de los términos, porque el concepto cristiano de encarnación no se corresponde exactamente con el término hindú de avatar. Éste tiene más bien un carácter mítico-simbólico y se asemeja más a una manifestación de Dios, las cuales pueden ser múltiples, mientras que el concepto de encarnación cristiano está ligado a su carácter histórico, único e irrepetible de la persona de Cristo.
¿es lo mismo que dice el "eclesiástico de alto rango" del amigo Eugen Drewermann?
Hace poco un eclesiástico de alto rango me decía muy orgulloso:
Los cristianos somos los únicos que tenemos un Hombre-Dios, en el que -cómo diría yo- Dios mismo se ha encarnado personalmente.
Con la única pretensión de quebrantar un poco aquel bastión de autosuficiencia, yo le repliqué:
También hay otras religiones, como el hinduismo, que tienen su Hombre-Dios; de hecho, los hindúes creen que Visnú, segunda persona de una divinidad trinitaria, la Trimurti, se encarnó en el Hombre-Dios Krisna.
Sí -me contestó-, pero eso no es más que un mito. Nosotros, en cambio, creemos en un acontecimiento histórico que, a la vez, es trascendente.
En ese momento, estuve a punto de objetar:
Claro, eso es lo propio del mito: expresar un acontecimiento trascendente en el espacio de la historia.
Mi interlocutor sonrió con una expresión de cansancio.
Esto
lo encontrarás en el capítulo
Salvemos
nuestros mitos:
la
verdad de los mitos
de
mi Catequesis Navideña
¿Cuáles son las distancias que Xavier Melloni toma respecto de este concepto de encarnación cristiano ligado a su carácter histórico, único e irrepetible de la persona de Cristo? ¿Hasta qué punto me acompañaría en mi afirmación de que "el Dios encarnado es un buen ejemplo de la inculturación en el paganismo griego"?.
Esta es una de las afirmaciones de mi "Recuadro provocativo", que traducido al francés -sin su contexto- ha sido ocasión y motivo para uno de estos Forum por internet.
Si quieres ampliar este tema:
¿Qué
es aquello
que distingue la fe cristiana
de la religión de los antiguos
egipcios?
¿Dice él lo mismo con otras palabras?
La formulación paradójica de que en la persona de Jesús se había encarnado la plenitud de Dios a través del Logos, era una elaboración -a partir de una reflexión (prescindimos ahora si fue orante o no)- de la Iglesia primitiva, realizada con la terminología de su época, tomada de la filosofía griega
Pág 11, cita un poco arreglada, pero no desvirtuada. Ja sabes que tengo fama en Selecciones de Teología de buen condensador
Ahora sí que acabo. Domingo de la Trinidad.
El final de mi carta al Xavier Melloni
Este diálogo fue continuado más tarde con motivo del tema de Las Semillas del Verbo, uno de los temas de mi Teología Indígena
Gracias por la visita
Miquel Sunyol sscu@tinet.cat Junio 2000 Última revisión: mayo 2006 |
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Amic
Xavier:
Los
médicos me han concedido una ILT (incapacidad laboral temporal),
eso que la gente dice "la baja". Yo creo que, después de cada turno
de noche, nos la tendrían que dar "por convenio".
Como buen jesuita, indiferente s salud o a enfermedad, he acogido por unos días en mi casa a nuestra buena hermana Enfermedad que, de tanto en tanto,nos visita no sea que nos olvidemos de nuestra otra hermana, la dulce Muerte.
He aprovechado para leer tu Cuaderno de Cristianismo y Justicia que, en su momento ya lo puse a parte. Lo tenía que leer, ya que venía de ti y, también, por el tema: el diálogo interreligioso. Un tema que me interesa en la medida que me preocupa la significación de Jesús de Nazaret en nuestra sociedad secular.
Y es un tema que no es nuevo entre nosotros. Preguntadle a Josep Vives, colaborador en CiJ, qué es lo que dijo en una de sus primeras clases de filosofía en San Cugat (años 61-63) que mereció el gran honor de que todo un Rector de la Facultad (el P. Antonio Queralt) se sentara entre sus alumnos al día siguiente. Quizá esta presencia "rectoral" cortó los primeros inicios de un diálogo cuando todavía no tenía ni forma ni nombre.
De aquella misma época es la fuerte oposición de una parte del claustro de profesores de San Cugat contra las posiciones de otro joven profesor, Miquel de Epalza, especialista en árabe. Todavía guardo de él un Corán, el regalo que me hizo `por mi contribución a su tesis (le ayudé a ordenar las fotocopias).
Desearía, Xavier, que esta carta mantuviera el tono y el ritmo de nuestras conversaciones. Ahora, hay unas francesas ERF (de la Iglesia Reformada de Francia) que se han puesto a traducir mi web al francés. El otro día, al repasar sus traducciones, sólo les hacía una pequeña indicación: se habían olvidado, entre frase y frase, los puntos suspensivos...
Si todo lo que decimos de Jesús y de Dios es “una buena manera” de expresar cómo el hombre se puede llegar a comprender... Si Jesús ha sido el hombre real que ha sido escogido literariamente (ya veo que esta palabra no me ha salido muy afortunada) para expresar las ambigüedades (el misterio, dirían otros) del hombre en esta tierra... Si lo que afirmamos de Jesús no quiere entrar en contradicción con lo que otros dicen de otros...
Esto lo encontrarás en
Jesús,
¿es la divinidad encarnada?
Y le decía:
Recuerde que es una conversación en la playa, siguiendo el ritmo de las olas, lentas, de una tarde veraniega en Tarragona.
Desearía, también, que esta carta mantuviera las sonoridades y las tonalidades de los silencios del Montsant, en nuestro paseo a la ermita de Sant Bartomeu. Por aquellos días acababa de escribir una breve catequesis pascual "Salir de un silencio", y te la di a leer.
Lo que cantamos en el Credo -"Descendió a los infiernos", "Resucitó al tercer día", "Subió a los cielos", "Está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso", "Y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos"- no son afirmaciones. Afirmaciones que siempre -y quizás más en nuestro mundo occidental- son polémicas: si afirmo esto, no puedo afirmar esto otro. Lo que cantamos en el Credo son imágenes, que siempre saben que pueden haber otras imágenes para expresar lo mismo... Imágenes nacidas, engendradas en el silencio de unos hombres y de unas mujeres concretas, de un tiempo concreto, de una cultura concreta... Y saben que otros silencios de otros hombres y mujeres pueden engendrar y hacer nacer otras imágenes.
Pasemos ya a comentar algunos puntos (sólo algunos puntos) de tu Cuaderno. Mi primer punto corresponde a la letra a (La conciencia de Israel como pueblo elegido) del número 1 (Los antecedentes tribales del cristianismo) de tu capítulo 2 (Cristo y la vocación universal del cristianismo).
Hice mi primera pausa delante de esta frase tuya, hablando de unas tribus nómadas que conocieron la esclavitud en Egipto:
La liberación de esta esclavitud y las sucesivas alianzas de Dios para con ellos fueron comprendidas como una predilección
Déjame que recuerde mis antiguos años de profesor de gramática. El sujeto de esta frase es: "La liberación de esta esclavitud y las sucesivas alianzas de Dios", pero este sujeto no funciona porque mezcla dos cosas de desigual categoría.
Por un lado tenemos La liberación de esta esclavitud". Creo que tú y yo (y supongo que muchos historiadores) estamos de acuerdo en situar esta afirmación dentro de la categoría de los "hechos históricos". (O, al menos, dentro de las posibilidades históricas de aquella época).
Pero, ¿qué decir de la segunda parte del sujeto? "y las sucesivas alianzas de Dios". Pienso que ahora ya no estamos delante de unos "hechos históricos" ni de las "posibilidades históricas". La alianza de Dios con unos hombres no pertenece a la categoría de la historia, sino que es un tema teológico, pura elaboración humana, intrínsecamente ligada a los referentes vitales de cada grupo humano, en su búsqueda del Absoluto.
¿Aceptarías este pequeño cambio en tu frase: "La liberación de esta esclavitud y la sucesiva historia de estas tribus fueron comprendidas como alianzas de Dios para con ellos y, por lo tanto, como una predilección"?
Con este pequeño cambio podríamos ir más tranquilos a cualquier reunión de diálogo interreligioso... Porque, ¿cómo ir convencidos de que somos los "elegidos de Dios"?
No es ahora el momento de investigar si esta comprensión de una historia particular como "alianza de Dios" fue la obra de "un genio religioso" (¿Moisés?), o la experiencia compartida de unas tribus, o la reflexión de un grupo de expertos, o el afán de poder y de dominio de una familia o de unos clanes...
Tampoco es ahora el momento de intentar explicar cómo alguien o algunos (por muy genios o expertos que fueran) fueron capaces de comprender como "alianza de Dios" aquella "sucesiva historia", tan horripilante a veces que incluso el mismo San Benito, preocupado siempre por los sueños de sus monjes (que los jóvenes no durmieran en camas seguidas, que los monjes no tuvieran sus puñales al alcance de sus manos mientras dormían), no permitía que la leyeran o la escuchasen antes de ir a dormir. No nos ha de extrañar que nos saliera un Dios un poco "deforme"…
Mi segundo punto corresponde al número 2 (La unicidad y la universalidad de Cristo>) del mismo capítulo. Estas son algunas de las expresiones utilizadas por ti:
Xavier, ya sé que un folleto de CiJ no tiene que dar todas las explicaciones de todo y que puede dar muchas cosas por sabidas. Pero yo encuentro a faltar en estas frases o, al menos, en algunas de ellas, algún adjetivo que evitara dar una visión simplificadora y monolítica de toda aquella realidad socio-religiosa que podríamos llamar como "los movimientos de Jesús después de su muerte".
Utilizo con toda conciencia un plural ("los movimientos de Jesús") y también conscientemente prescindo de palabras como "primeros cristianos", "iglesia primitiva", "comunidades apostólicas"...
Ni tu Cuaderno ni mi carta pueden entrar en este apasionante debate sobre los orígenes del cristianismo. Pero sí que debemos, por pedagogía, dejar claro que sólo fue una parte de esta "primitiva iglesia" la que llegó a postulados universalistas (y posiblemente fueron los que menos conocieron cara a cara a Jesús).
Temo que los que yo me imagino que son los lectores normales de CiJ sigan, después de tu lectura, en sus esquematismos. Por ejemplo, en este: judíos devotos particularistas y nacionalistas / encarnación del Verbo de Dios en un ser humano / vida (obras y palabras) y muerte de Jesús / acontecimiento-experiencia pascual / judíos universalistas.
Ni la predicación de Jesús ni la experiencia pascual (y escribo esto el domingo de Pentecostés) abrieron un camino directo a la universalidad. El camino hacia la universalidad ya estaba iniciado en el judaísmo antes de Jesús y diversas eran las soluciones que desde dentro del judaismo se proponían (también debemos superar una visón monolítica del judaismo). Es posible, pues, que judíos "universalistas" se aprovecharan de la figura de Jesús para reafirmarse en sus posturas y propagar sus criterios.
Y tampoco, ni la predicación de Jesús ni la experiencia pascual abrían un camino único hacia las altas afirmaciones cristológicas, las cuales, nacidas en la escuela joánica, tuvieron una vida difícil hasta ser reconocidas en el cánon del NT, y, más tarde, desarrolladas por la escuela alejandrina (heredera de las concepciones teológicas faraónicas que ya unían en un Uno a Dios y al hombre), fueron impuestas a toda la Iglesia en aquellos concilios presididos por el emperador..
Tu hablas de "reflexión orante". González Faus, nuestro profesor de cristología, hablaba de "la sucia historia de Efeso". Un gran profesor, el Faus.
Resumo: la predicación de Jesús y la experiencia pascual dejaron abiertas diversas posibilidades... No debemos, pues, obstinarnos en aquella que en aquellos momentos tuvo capacidad para triunfar.
Supongo que esto es lo que sugieres cuando hablas de "despojarnos, en la medida en que esto es posible, de todo ese bagaje histórico-cultural"..., cuando dices que "toda religión tiene la tentación de creer que ella, en virtud de una Revelación sobrenatural, tiene la visión global"..., cuando reconoces que el problema en el diálogo interreligioso "es la reflexión dogmática, expresión simbólica y configuración institucional de la experiencia fundante"..., cuando afirmas que "Jesús es camino junto a otros caminos, como uno más".
Hablando se llega a la luz... Yo creo que es lo que me acaba de pasar a mi. Si he empezado este diálogo epistolar contigo es porque tu escrito, que quiere mantenerse dentro de los parámetros de la ortodoxia doctrinal, (y lo mismo me pasó con un artículo del P.Dupuis que no hace mucho condensé para Selecciones de Teología) me deja como una insastifacción: la intuición de que en algún rincón hay como una trampa, que en algún momento saldrá la "carta marcada"...
Escribes que:
Jesús, en cuanto particularidad histórica, es camino junto a otros caminos, y al mismo tiempo, que Cristo, en cuanto Realidad Transhistórica, es Meta, Omega, Punto de encuentro de todos los caminos, entre los cuales se incluye, como uno más, el histórico-cultural del Cristianismo
Si dejamos de lado a Jesús de Nazaret, al (como dice una de mis traductoras) Rabbí Ieschwa Ben Yosi Ha Nazorei, este Cristo ¿de dónde sale?
¿No es la carta marcada, escondida en alguno de nuestros bolsillos, dispuesta a salir en el momento preciso? Este Cristo (repito: si dejamos de lado a Jesús de Nazaret) ¿no forma parte de todo este bagaje histórico-cultural del cual nos es necesario despojarnos?
Aceptamos el diálogo y sus reglas de juego y, así, concedemos que nuestra "figura histórica" (Jesús de Nazaret) es una más entre todas las otras figuras ("camino junto a otros caminos", como tu dices).
Y empezamos el diálogo teológico, el más difícil de los cuatro ámbitos de una posible mutua fecundación. Totalmente de acuerdo en esta puntualización.
¿Cuánto rato aguantaremos hasta sacar a nuestro "Cristo"? Al principio, pondremos un rostro humilde:
No implica una absorción; sólo aportamos una clave para interpretar y un impulso a la autenticidad (pàg. 18)
En un segundo paso diremos:
Nosotros no proponemos una nueva religión, sino que dinamizamos y llevamos a su culminación lo que ya hay en cada de vuestras religiones (pàg. 18)
Les dejaremos que hablen y que discutan entre ellos y ellas... Y, aprovechando el momento que el rabbí haya ido al lavabo, diremos:
Sí, sois como el Antiguo Testamento (pàg. 18)
Y cuando la runión ya esté a punto de acabar, justo para que la nuestra sea la última intervención, con un cierto tono solemne, diremos:
Os ofrecemos el criterio de discernimiento: lo que nos salva y lo que nos diviniza es la capacidad de abrirnos al Otro y al otro (pàg. 18)
Xavier, ¿qué diálogo es éste o cuál es esta teología "en diálogo" que ya desde el principio sabemos lo que habremos de decir al final?
Ya ves, Xavier; que una carta ha necesitado otra carta. Es muy posible que si hubiera sido un diálogo cara a cara, el "punto muerto" se hubiera salvado después de un silencio de reflexión quizás un poco más largo. La conversación hubiera reemprendido su curso y te hubiera formulado directamente la pregunta sobre tu propia posición ante el concepto cristiano de encarnación.
Estos días, mientras te escribía todo esto, tenía muy presente como un tercer interlocutor, buen amigo mío y, si no estoy equivocado, también buen amigo tuyo. Buen amigo mío, pero ya hace muchos años que no quiere escucharme cuando hablo de Dios, o de Jesús, o de la Santísima Trinidad... Y estos días me preguntaba qué pensaría él de tu escrito... Deberías convencerlo de tener un encuentro "en diálogo" nosotros tres juntos.
Me cuesta despedirme. Me ha gustado tu última nota "a pie de página" (en este caso: a final de documento): tu reconocimiento a la "voz solitaria, audaz y persistente" de Mariano Corbí. Esta tarde, limpiando un poco el interior del coche, he encontrado un sobre con muchos papeles. Es fácil que llevara en el coche un año: el año del aniversario de Paco Cuervo. Eran escritos míos enviados al Paco y es fácil que su mujer me los devolviera el día de La Longuera. Entre ellos había una fotocopia de "Carta a otro que se va" del año 1987. Esta carta (al Rafa Yuste) empezaba así:
Tuve la idea de escribirte al leer cosas de Mariano Corbí, un jesuita de nuestra Provincia...
".Y después le explicaba quién era este jesuita a quien Mingo Melero me había animado a leer:
Mariano es uno de los miembros del Instituto Interdisciplinar, que en sus principios quería mantener un diálogo abierto entre las diferentes ciencias, incluidas las teológicas. Me parece que un buen día (no sé muy bien por qué) los teólogos (los "progres" de San Cugat) se retiraron del diálogo. El otro día, en las Orientaciones de la Provincia, leí que daban un margen de un año al Instituto Interdisciplinar antes de cerrarlo. Ya sabes que los catalanes somos gente práctica, y es verdad que es tonto subvencionar preguntas que nadie quiere (o puede, o sabe) contestar. Aquí hemos preferido subvencionar a "Cristianismo y Justicia".
Xavier, te dejo ya. Ya sé que esta carta no me ha salido tan amable como la que tú me enviaste hace un par de años. Pero sí, al menos así lo deseo, con la misma amistad y sinceridad.
Miquel
Estimat Miquel:
He recibido tu carta y tu comentario para tu página web. Y las dos cosas son estimulantes. Es verdad que para algunos asuntos, las conversaciones cara a cara son buenas, pero también lo pueden ser estos diálogos por escrito. Los silencios entre correo y correo quizás se parecerán a los silencios del Montsant, sobre todo si estos silencios están empapados de meditación de la palabra del otro.
Entiendo bien que mi Cuaderno te decepcionara o te irritara. Tu irritación o decepción se puede deber, creo yo, a dos cosas.
Entre las comparaciones que haces, me siento más a gusto cuando me asocias con ... o con Jacques Dupuis, que cuando lo haces con aquel "alto eclesiástico" -por cierto, no sabía que estuvieras tan bien relacionado!-. Por ahora, sí que me siento identificado con la posición de Jacques Dupuis (te notifico que muy recientemente ha salido traducido al castellano su último libro "Hacia una teología cristiana del pluralismo religioso", Sal Terrae, 2000, 627 pp.).
El Cuaderno responde a una reflexión todavía incipiente de mi propia Cristología y de esta "teología en diálogo" que todavía desconozco. Además es poco escolástico, ya que va avanzando en espiral, y porque mi manera de pensar y escribir no es analítica, sino más evocadora o intuitiva. De todas maneras, sólo has analizado una parte del Cuaderno (el segundo capítulo, el más doctrinal) y no haces ningún comentario del resto, exceptuada la nota sobre Marià Corbí. Te lo digo porque el Cuaderno tiene una unidad, y no puedes magnificar sólo una parte. La misma metáfora del elefante sitúa la aportación cristiana en un contexto más amplio, ¿no? Consideraba necesario resumir la posición cristiana clásica, para después poder entrar en diálogo. De lo contrario, ¿qué diálogo haríamos? Estamos sólo en los comienzos de un diálogo que no tiene más de 30 años, y no al final. Me parecia importante clarificar de dónde partimos.
Quizás tú has recorrido más camino, porque llevas más tiempo haciendo este diálogo, pero no todos -me refiero al "pensamiento medio" a quien va dirigido este Cuaderno- se encuentran donde tú te encuentras. Yo mismo me considero formando parte de este "pensamiento medio", todavía tímido y quizás conservador. Hoy por hoy, pensar de otra manera me falsearía.
Lo que me parece muy importante es que ser conservador -o clásico- no suponga ser violento o impositivo, ni implique una posición de poder.
Desde el punto de vista del contenido, el tema que me parece más delicado e importante es el de la "carta marcada". A ti te parece que la distinción y al mismo tiempo identificación entre Jesús de Nazaret (Rabbí Ieschwa Ben Yosi Ha Nazorei, un nombre precioso, por cierto) y el Cristo es un artificio, una trampa o un tropiezo. Ciertamente, aquí yace la clave del problema, y no es de nada fácil solución. Porque lo que constituye precisamente el núcleo de la fe cristiana es esta distinción-identificación postpascual, y no la separación, que sería, de una parte, o bien sentirse seguidor de un admirable Rabbí del primer siglo de nuestra era, o bien de un Ser Crístico (una forma de llamar a Dios), del cual Jesús no sería más que una de sus posibles concreciones.
La primera nos haría mucho más aptos para el diálogo con las religiones proféticas (Judaísmo e Islam), y la segunda aptos para el diálogo con las religiones orientales. Pero algunos -al menos yo y todos los "conservadores"- tendríamos la sensación de haber abandonado algo por el camino. Por mi parte, espontáneamente, me encuentro más cercano de la segunda postura (Jesús como una manifestación equiparable a la de Krishna o Buda,...). No se trata de defender la "unicidad" -y la "universalidad"- de Jesús el Cristo porque sí, como si fuera una cuestión fanática e intocable que seria necesario mantener a costa de todo, sino de aportar lo que creemos que es el núcleo de nuestra fe en el forum del diálogo interreligioso -de otra manera no iríamos como cristianos- y ver qué puede continuar queriendo decir esta "unicidad" y "universalidad" en este contexto. ¿Cómo pueden ser estas "unicidad" y "universalidad" no invasoras, sino inclusivas sin ser absorcionistas? No lo sé, francamente. Pero por eso es necesario que nos comprometamos con esta "teología en diálogo".
A ti, esta "unicidad" y "universalidad" del "Cristo" ya no te dice nada, no a causa del diálogo interreligioso, sino a causa del diálogo con la secularidad. No sé si se trata del mismo diálogo, aunque, como diálogo, la actitud de apertura sí que es la misma.
Al releer estos párrafos anteriores, me doy cuenta que no he añadido nada nuevo. Pero, por el momento, reconozco que no puedo avanzar más. Queda pendiente la reflexión, sabiendo que no será una cuestión de días, ni de semanas o meses, sino de años.
Discúlpame y permíteme, pues, que de momento lo deje aquí.
Por cierto, en la primera pregunta de tu carta, donde rectificas la formulación de aquella frase sobre Israel, te digo que estoy plenamente de acuerdo con la corrección, y que así resulta un sujeto más coherente. "La liberacion de esta esclavitud y los diferentes acontecimientos que fueron viviendo fueron comprendidos como sucesivas alianzas de predileccion por parte de Dios" (p.9).
Hasta un próximo intercambio,
Xavier
Manresa, 22 junio 2000